Inversionistas estadounidenses apuestan por biocombustibles de segunda generación
La agencia Reuter, a través de su servicio de noticias especializado en medio ambiente, Planet Ark, dio a conocer el giro de las inversiones de empresas de capital riesgo estadounidenses en materia de biocombustibles, quienes han decidido dar la espalda al etanol procedente del cultivo de maíz e invertir en productores que utilicen algas, residuos forestales y agrícolas u otro tipo de residuos.
Según datos de Cleantech Group, hace sólo dos años se invirtieron 495 millones de dólares en la producción de etanol procedente de maíz. Este año, ni un solo dólar de capital riesgo de los 6.000 millones invertidos hasta el momento en tecnologías limpias ha ido a parar a este tipo de producción. Por el contrario, las empresas que utilizan celulosa o algas para producir biocarburantes han recibido grandes cuantías de capital riesgo.
Los analistas de Reuters perciben que este viraje se debe a la controversia en la que está envuelto el cultivo de maíz destinado a elaborar etanol, con acusaciones de aumento en los precios de los alimentos y hasta de escasez en algunos lugares del planeta. Para evitar esta competencia con los alimentos, los inversores han abierto sus carteras a otro tipo de materias primas, en especial a las gramíneas, las hojas y tallos del mismo maíz o los residuos municipales, con los que se puede fabricar etanol celulósico.
Todo este movimiento está llevando incluso a invertir en los procesos tecnológicos que garanticen la descomposición más fiable y rápida de la celulosa a través de enzimas y otros microorganismos, para así producir azúcares que fermenten como alcohol. Amyris Biotechnologies es una de las empresas de investigación beneficiadas. Y Range Fuels lo es en el terreno de la producción. Esta compañía asentada en Georgia espera sacar de sus plantas 378 millones de litros de etanol celulósico al año a partir de residuos de madera antes de 2010.
Fuente:
www.energias-renovables.com y www.planetark.com