“Hay que descentralizar la producción de energía”
El asesor del gobierno español y presidente de la Fundación para el estudio de Tendencias Económicas, Jeremy Rifkin, sostiene que internet y las modernas comunicaciones propiciarán la tercera revolución industrial, la que permitirá tener una red de producción eléctrica distribuida, basada en fuentes renovables, e integrada en la red de abastecimiento.
Usted ha anunciado que estamos en el final de un cambio de era. ¿Qué quiere decir?
La segunda revolución industrial se encuentra en su ocaso. Estamos viviendo la crisis del sistema energético tradicional. Además sufrimos una fuerte pérdida de la biodiversidad. A la vez, tenemos por delante el problema del cambio climático debido a las emisiones de gases invernadero y la secuela de una crisis del sistema de producción de alimentos por las sequías, los incendios o la reducción de cosechas.
¿Qué espera de la conferencia de la ONU sobre cambio climático que se celebrará en diciembre en Copenhague?
En Copenhague se van a fijar unos nuevos límites a las emisiones de gases invernadero y se impulsarán nuevos estándares para ver cómo se puede comercializar con los derechos de emisión de CO entre países. Pero detrás de esta conferencia no hay una verdadera estrategia económica. Y lo que necesitamos es un nuevo relato económico para pasar a la revolución industrial, que ponga fin a la cultura de los combustibles fósiles.
¿Sobre qué pilares?
En primer lugar, con las energías renovables. Usted conoce el objetivo de la UE de alcanzar un 20% de energías renovables en el 2020. Ahora tenemos energía disponible en todas partes: solar, eólica, hidráulica, geotérmica, las olas del mar o la biomasa. Tecnológicamente, las podemos controlar. Este sector está creciendo rápidamente y su progresiva introducción hará que se reduzcan sus costes y que sea cada vez más competitivo.
¿Cómo las fomentaría?
Podemos construir edificios que creen su propia energía con el viento, el sol, los residuos agrícolas o forestales, de manera que los edificios puedan ser repensados como plantas de electricidad. En los próximos años, millones de edificios, casas, oficinas y centros comerciales o parques tecnológicos o industriales deberían ser construidos pensando que también pueden servir como plantas de producción eléctrica. Ya hemos visto numerosas iniciativas en este sentido en España: la planta de General Motors de Zaragoza o el Parque Tecnológico Walqa de Huesca producen energía renovables en sus propias instalaciones. Y podemos construir edificios con una balance neutro en emisiones de dióxido de carbono.
¿No cree en una producción eléctrica centralizada?
La idea de construir grandes centrales eléctricas centralizadas diseminadas en el territorio es un concepto del siglo pasado, que impuso un modelo de producción eléctrica centralizado.
¿Y el hidrógeno? Usted pronosticó que sería una fuente de energía básica en el futuro.
Para mí sería el tercer pilar de este cambio. Con el hidrógeno podrían desarrollarse mucho más las fuentes renovables si somos capaces de almacenarlo.
¿Cómo imagina esa tercera revolución industrial?
Hoy las tecnologías que han hecho posible internet y las redes de comunicación globales podrían crear redes eléctricas en las que los ciudadanos y empresas puedan producir energía renovable y distribuirla. De la misma manera que la información está distribuida, se podría organizar la producción de energía completamente descentralizada. Necesitamos poner en práctica un modelo en que millones de personas y empresas puedan captar y producir energía renovable recogida localmente en sus casas u oficinas y repartir la generación eléctrica a través de redes inteligentes integradas a lo ancho de toda Europa.
Sería energía interconectada en una red inteligente…
Las redes permitirían a los pequeños productores vender su electricidad a la red o aceptar que venga de la red, con lo que se crea un flujo de electricidad bidireccional. Además, los coches eléctricos o los que funcionen con células de combustible de hidrógeno, una vez recargadas sus baterías, actuarían como plantas eléctricas. Así, en las horas en que no circulen los vehículos, aparcados en casa o la oficina, podrían proporcionar electricidad a la red. Con las baterías de este tipo de coches, podríamos tener un sistema de almacenamiento masivo de energía renovable que podría ser devuelta a la red cuando la necesite.
Pero la generación de electricidad in situ está llena de obstáculos burocráticos.
Estoy de acuerdo con usted. Para crear esta red energética deberemos quitarnos de en medio esta burocracia y establecer normativas suaves para su aplicación.
¿Y qué instrumentos o con qué se puede hacer todo esto?
Yo soy consejero del presidente Rodríguez Zapatero y España ha elaborado un plan específico de energías renovables. Zapatero me ha llegado a decir: “Jeremy, España se perdió la primera y la segunda revolución industrial, pero tiene que ser la potencia líder en esta tercera revolución industrial”.
Y usted, ¿qué opina?
Zapatero será el presidente del consejo de la Unión Europea en el enero del 2010 y tendrá que plantear a la UE cómo liderar este mensaje de cambio.
Fuente:
La Vanguardia (España, Barcelona)